En terapia y previo al inicio de cualquier proceso señalo y reitero la importancia de observar y escuchar el cuerpo. Sabemos que, desde niños, todas las emociones necesitaron ser expresadas físicamente, y sino, tantas veces, nacieron tensiones, tics, bloqueos o energía dolor.

En mi caso, contemplo el cuerpo de la persona como algo sagrado e íntimo que precisa de una escucha atenta y respetuosa. Por ello, antes de contactar con un paciente le pregunto si me da su permiso, para abrazar o para tocar. Aún recibiendo una respuesta afirmativa, estoy muy al tanto de su comunicación no verbal, de sus reacciones, y de la forma que tiene de asumir y aceptar el contacto.

Vamos trabajando, como parte de su terapia, la relación con su cuerpo y sólo desde una actitud de máximo respeto puedo acompañar hacia un cambio profundo y sanador. Con la ayuda de técnicas como la bioenergética o el Tapping rescato emociones del pasado que no pudieron expresarse en su momento por algún motivo. Al no haberlo sido, algún músculo o parte del cuerpo se endureció para contenerla. Si permitimos que ésto se alargue en el tiempo, la tensión se vuelve crónica y eventualmente, el cuerpo entra en proceso de enfermedad.

Percibir a tiempo los verdaderos mensajes del cuerpo construye una dinámica de prevención saludable, para ello y para comenzar cualquier sesión terapéutica tratamos de responder a algunas cuestiones como:

¿Qué estoy sintiendo? ¿Dónde lo estoy sintiendo? ¿Cómo lo estoy sintiendo?