Observo en consulta un miedo a estar bien, a gozar del propio brillo o a sostener el contento.

La manifestación de estos temores suelen ser conductas autolesivas que niegan inconscientemente la propia felicidad. Este sabotaje es muchas veces difícil de superar, sobretodo si se basa en la negación.

Descuidar la salud en general, pasar tiempo con personas tóxicas y tolerar el hastío o aburrimiento son tres síntomas muy comunes de autolesión.

Cuando esta conducta autolesiva se centra en las relaciones, éstas tienden a gravitar en la negatividad o vínculos dañinos. Cuando elegimos personas tóxicas conviene revisar las creencias en torno a las relaciones auténticas y saludables, por ejemplo podría ser “yo no merezco rodearme de personas honestas, claras o bondadosas” ó “no soy digna de algo mejor”. Un buen comienzo sería observar a los amigos y la pareja ¿resuenan con el dolor pasado? ¿tu pareja tiene rasgos de personalidad o comportamientos que recuerdan a un padre abandonador o a un cuidador abusivo?

Si profundizamos de raíz en esta tendencia tóxica seguramente encontremos personas que han experimentado una pérdida significativa, dolor o trauma, haciendo de la felicidad algo que se desea y se teme.

Debido a infancias negligentes, muchas personas creen que no son dignas de ser atendidas en cuestiones de salud física o mental y no consideran hacerse chequeos regulares o atender a sus citas anuales de revisión. Tantas veces, el progreso es aprender a cuidarse ya que no tuvieron modelos de cuido y conducta sanos en sus familias de origen.

Igualmente los sentimientos de aburrimiento pueden ser señales claras de problemas más profundos. Por ejemplo, muchos de los que han desarrollado una respuesta de trauma de "huida" recurren a distracciones como la tecnología, la adicción al trabajo o a sustancias, rutinas de entrenamiento excesivas u otros comportamientos compulsivos como una forma de automedicarse y alejar los sentimientos más vulnerables.

Nadie es inmune al autosabotaje sin embargo con un trabajo terapeútico profundo y de revisión de las propias creencias y el propio valor, es posible sanar de raíz estas conductas lesivas.