Shine

Uno de los miedos más desconocidos del ser humano es el miedo a brillar. Reconocer nuestra verdadera naturaleza y poder personal, a su vez despierta el miedo a no saber utilizarlo y asumir una nueva forma de vivir. La consecuencia de mantener el mandato de este miedo bien podría ser una vida deslucida, automatizada, sin alma. El momento o la circunstancia que marcara este guión de vida merece ser explorado. Algunas falsas creencias inconscientes que nutren este miedo paralizante serían creer no merecer una vida plena, considerarse imperfecto, pensar la vida como una lucha, practicar la complacencia para arañar afecto, sostener una vida de autocastigo por mandato familiar.

La buena noticia es que podemos despertar nuestro derecho a ser luminosos. Trabajando nuestro inconsciente programado en la sombra. Démonos permiso para gobernar el sol.

Nos ayudará para empezar, rescatar alguna fotografía de la infancia a una edad muy temprana. Y focalizarnos en esa imagen unos instantes. Redescubrir el brillo de nuestros ojos, potentes, inmensos, inocentes. Porque todos y cada uno de nosotros nacimos para manifestar la luz preciosa e individual que somos. Vivir en la sombra, escondidos, avergonzados o culposos nos encoge el alma. Vinimos a esta vida a ser luminosos, creativos, a descubrir nuestro propósito vital, a gozar.

Despertar la figura psíquica de la niña interior nos ayudará en este objetivo. Ella esconde el propio talento, nuestra capacidad innata, todo el potencial para brillar.

El niño interior es nuestra pureza, el lado más esencial que somos, la parte no dañada de nuestra alma.

El universo venera nuestro brillo, el que está en los ojos, la voz y el corazón.

¡Permítamonos cantar, escribir, gozar, reír, bailar, celebrar, darnos, expresar!

Recordemos que somos estrellas fugaces, testigos privilegiados de este viaje extraordinario por el planeta Tierra.

Ruido

Desde muy temprano, el ímpetu de mi compañera de vida ocupaba el diminuto espacio del apartamento. Día tras día, aquél dichoso estruendo calaba mis entrañas y se tornó en obsesión. Me había vuelto muy sensible al ruido. El que Emilia orquestaba maniobrando, inasequible al desaliento. El de su voz ronca y expeditiva al teléfono. El de sus pisadas sobre las trizas del parqué. El de las otras voces de la radio. El del chorro histérico del agua del fregaplatos. El de los ladridos del perro que llegó con ella.

La casa era un mero zumbido y mi ansiedad crecía al mismo ritmo que el empeño en avanzar en mi novela. Las pisadas de Emilia eran como un caballo al galope compitiendo con un tren. Cuando se rompía algún vaso, me retorcía de impotencia aunque ella lo interpretaba como una suerte de buen augurio. Alguna mañana cuando encontraba la pulsión de salir del edredón, me despertaba con la sensación de estar perdiéndome algo. Ansioso. Estaba desorientado, me movía por la casa como un resorte automático y si alguna vez conseguía recordar algún sueño lo estrujaba para seguir creando historias. Aquélla mañana recordé un sueño. Volaba en avioneta, descalzo, en solitario, bajo un cielo despejado, muy azul, y sobrevolaba cientos de jirafas trotando sobre una planicie de baobabs. Mientras recordaba, un golpe rotundo interrumpió mi ensoñación bruscamente. Emilia rompió otro plato.

¿Cuándo comenzó este ruido ensordecedor?

Sentía nostalgia del silencio. Y ese día abandoné aquél nido para dedicarme a escribir.

Games

Los conflictos en las relaciones priorizan tantas veces la terapia individual en consulta. La escucha distorsionada, la intención de controlar a la otra persona o la amenaza del miedo al rechazo o al abandono constituyen la base de los juegos psicológicos en las relaciones.

Pero ¿por qué es tan retador sostener niveles óptimos de bienestar en las relaciones? La clave son las consecuencias que llegan cuando sentimos miedo, practicamos la desconexión o perpetuamos el propio abandono.

Aporto algunas consideraciones a tener en cuenta para comenzar a transformar una relación estancada o intoxicada en un vínculo sano :

-observar el rol de cada uno en el juego psicológico, perseguidor, salvador o víctima

-darse cuenta de la dinámica o patrón, aquello que se repite con frecuencia como si estuviera ensayado

-analizar si este tipo de relación se repite con otras personas, en otras ocasiones de su vida

-estar dispuesto a transformar lo propio, asumir la propia responsabilidad en el lado de la cuerda

-asumir que sin la conciencia de nuevas pautas de conducta, no habrá cambios

-confiar en la parte Adulta que esté dispuesta a escuchar al otro y expresar la propia claridad con honestidad, sin miedo a ser rechazado o abandonado

-querer negociar y confrontar nuevos pactos, permisos y enmiendas

-darse permiso para pedir ayuda si fuera necesario

Los juegos psicológicos refuerzan decisiones antiguas, tantas veces, obsoletas o infantilizadas. Las viejas decisiones no son permanentes y nuestro Adulto tiene derecho a ejercer su mayor poder: la capacidad de elegir cómo relacionarse. Solamente existen dos posiciones vitales posibles, el camino del amor y el crecimiento o el del miedo, con sus dinámicas de protección, resistencia o control.

Con un trabajo exploratorio podemos ayudar a la persona a despertar la figura Adulta Amorosa para que el Adulto Contaminado por un Niño Rebelde o Sumiso adaptado no gobierne nuestras relaciones y aprendamos a conectar con el gozo de compartir vínculos conscientes.

Sonata distópica

El pálpito del planeta tierra estaba abatido y por su cuenta y riesgo se tomó un descanso invernal. A sus 4.467 millones de años atravesaba el peor diagnóstico de su longeva vida mostrando síntomas de ansiedad, arritmia y una ronquera tenaz. Los mas reputados geólogos aclamaron unánimemente esta inédita pausa terrestre mientras los capitalistas, enfermos de bulimia, se afanaban en reutilizarla.

Entretanto suspiraba airada cerrando los párpados e hibernando bajo su propio manto confinada en sus raíces. En la lejanía quedaban, con cada nuevo día, los humos y los plásticos y otros residuos de la especie humana. Alguna mañana despertaba con la garganta más ligera y afinaba las cuerdas de su majestuosa orquesta. Silbaba al viento, agitaba los árboles, susurraba a las ardillas y esparcía el polen.

Por las noches, las hormigas incansables aprovechaban el sueño de la bella durmiente para organizar las filas de su ejército mientras las ranas croaban en las charcas contemplando un horizonte de mil estrellas.

En el reino de los cielos zumbaba una barahúnda ya que los ángeles estaban empeñados en cuidarla de día y noche. Cambiaban las bombillas de los rayos que precedían a ruidosas tormentas, afinaban las cuerdas de sus arpas para restaurarle la armonía, enviaban lustrosos torrentes de agua y lodo sobre la cabellera de su manto mientras las nubes absorbían como esponjas extenuadas la humedad más prolongada que jamás se recuerde.

Entretanto, la especie humana, confinada en su guarida, extendía sus brazos clamando al cielo por una nueva luz en la tierra, mientras sus párvulos pintaban grandes soles, naranjas y amarillos.

Judge

Cada vez que sentimos ansiedad estamos siendo gobernados por nuestro juez interior. Cuando fuimos creciendo este patrón mental de defensa nos fue protegiendo de aquéllas personas o situaciones que escapaban a nuestro control o eran demasiado intensas para ser sentidas. Nos sirvió para sobrevivir a lo que entonces vivimos con adversidad en un cuerpo en desarrollo. 

Hoy, en nuestra vida adulta, el juez interior no debería gobernar más, nos daña, causa frustración y sobretodo los efectos de la ansiedad: desasosiego, intranquilidad, falta de claridad y otros desajustes corporales. 

Las proyecciones mentales negativas son un martirio, un eco de vibración que podemos elegir mantener a raya. 

Cada vez que nos juzgamos o que criticamos a los demás, estamos enviando una señal al universo de baja vibración. Este eco, como consecuencia, nos devuelve un retorno en forma de boomerang que se convierte en una condena.  Todo aquello que juzgas en los demás, lo estás pidiendo para tí.

Darse cuenta de la trampa mental de las dinámicas del juicio es el primer paso a una vida mejor vivida. 

Con un trabajo exhaustivo de observación y respuesta emocional podemos liberar de raíz esta adicción mental causante de la ansiedad.

Shift

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Los cambios son inherentes a la vida, y estamos preparados para recibirlos. Sin embargo cuando comenzamos un proceso terapéutico atravesamos otras transiciones que implican saltos de conciencia imprescindibles para una transformación efectiva.

Las transiciones conscientes -intención, compromiso y trabajo interior- suelen tener 3 estadios:

1. la energía de la terminación

2. el vacío

3. la energía transformadora del cambio

Los cambios y la incertidumbre asustan, por eso mueven mucha resistencia y miedos paralizantes a un nivel inconscientes. Si queremos evolucionar tenemos que estar dispuestos a expandirnos, a renacer, a soltar, a atravesar los miedos y las resistencias, a contrariar a much@s, a arriesgar, a tomar decisiones y sobretodo a confiar en el propio proceso a través de emociones retadoras.

El observador

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¿Observas el argumento de la película que construyen tus pensamientos?

La mayoría de nosotr@s hemos perdido el poder y la destreza de la observación unificada de la realidad. Vivimos identificados, a un nivel inconsciente, con la historia que aprendimos a creer sobre nosotros mismos, la vida y los demás.

En terapia activamos la figura interna del Yo observador, adquiriendo la destreza, la amabilidad y la curiosidad precisas para abordar cualquier conflicto, crisis o malestar personal.

El Yo observador es un aspecto del nivel superior de conciencia que podemos entrenar, de manera gradual y orgánica, para trascender la mente dual.

Cuando liberamos al juez interior, descubrimos el impacto de cómo las creencias y los miedos programados en nuestro circuito mental y emocional condicionan nuestra realidad.

El hábito de la observación sincera y compasiva hacia uno mismo abre nuevas avenidas neuronales que conducen al ser esencial despertando la propia sabiduría maestra y la intuición

Sin tí no puedo

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¿Sabes por qué fracasan la mayoría de las relaciones de pareja?

El síntoma del malestar y las crisis de muchas relaciones es la codependencia.

Algunos síntomas o pautas comunes de esta conducta suceden:

-cuando otorgamos el poder al otr@ para sentirnos segur@s.

-cuando sentimos desconexión, insatisfacción y soledad en la relación.

-cuando usamos formas manipuladoras de conseguir la aprobacion del otr@ a través por ej. del aspecto físico, el trabajo, el dinero o el sexo.

-cuando necesitamos a la otra persona para sentirnos querid@s o valios@s.

-cuando nos sentimos responsables de la felicidad del otr@ y forzamos situaciones que crean tensión y falta de coherencia internas.

-cuando sentimos que la relación está estancada por un cúmulo de episodios desagradables y emociones comunes de irritación, frustración y tensión.

-cuando creemos que por amor, somos responsables de las emociones y el bienestar o malestar de la pareja.

Dicha codependencia se crea cuando alguno o ambos miembros de la pareja eluden la propia responsabilidad individual de gestionar sus necesidades y emociones. En su lugar le otorgan el poder a su compañer@ creándose la fertilidad para la ira, el resentimiento, el desgaste, el dolor y las trifulcas.


Should I stay or should I go

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Decimos que es sano cometer errores pero ¿a quién no le gustaría conocer cuál es la mejor decisión en un momento dado? Tomar decisiones se convierte muchas veces en un baile de emociones retador porque nos conecta con la incertidumbre y la ausencia de control sobre los resultados.

No nos gusta el vacío que nos produce el no tener la certeza.

Ni la ansiedad cuando imaginamos un resultado negativo.

O el estrés cuando se nos presentan varias alternativas y no sabemos por cuál tirar.

En mi caso, aquéllas decisiones que tome con falta de sueño, desconectada de mi centro o estresada, no fueron las más acertadas; sin embargo, otras más certeras coincidieron con estados de apertura más conscientes en los que vi con claridad las respuestas que estaban en sintonía con mi mejor versión.

Mi experiencia en el campo transpersonal y con otras personas es que cuando ahondamos en la propia conexión, junto a nuestro guía espiritual, estamos trabajando la intuición y trayendo nuestra sabiduría y conocimiento maestros.

Cuando sintonizamos la inteligencia de nuestro core con la fuente maestra universal estamos abriendo la puerta a nuestro potencial ilimitado, y desde esta fuente conectiva, tomar decisiones se convierte en un proceso claro y certero.
¿Te atreves a entrenar y despertar tu super poder?

Aullido

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En el año 2010, resoné de manera potente con un grupo de terapeutas que acompañaba personas en sus procesos a través de la figura del niño interior. Era la primera vez que conectaba a un nivel profundo con el cuerpo y las emociones. Comprendí que nuestro cuerpo es la herramienta más real para navegar los mapas de las luces y las sombras de nuestra psique. Y también que las emociones son un instrumento más de su sabiduría para señalarnos lo que está ocurriendo con nuestro niño interior, aquí y ahora.

Honrar la sabiduría maestra del cuerpo, vivenciarlo con atención y observación plena constituye el eje de mi práctica como terapeuta transpersonal.

Una de las herramientas que contribuye a este propósito, además del Mindfulness, es Inner Bonding®, un poderoso proceso psico-espiritual que auna a través de un método de seis pasos, un trabajo sostenido con el cuerpo y las emociones a través de la conexión espiritual.

Nuestra experiencia en la vida nos ha regalado muchos episodios de dificultad y dolor, pero hoy día todos podemos elegir la posibilidad, con nuestros propios recursos, de sanar de raíz, nuestros temores, adicciones o patrones tóxicos. Conozco personas creativas e inspiradoras que sin embargo carecen de relaciones afectivas sanas o de patrones de relación saludables con su cuerpo. A lo largo de los retiros de mindfulness he observado que muchos meditadores se relacionan con la práctica desde un lugar herido, con la intención de evitar sentir. Y observo con compasión que albergamos, tantas veces, falsas creencias en torno al dolor. Muchas de nuestras emociones esenciales, duelen. Cuando observo que una persona a la que amo, tiene el corazón cerrado, siento la impotencia de no poder conectarme con ella. O cuando siento una pena profunda por dejar atrás una relación o la vida de un ser querido.

Albergamos muchas resistencias a gestionar cualquier emoción dolorosa porque así lo aprendimos, la mayoría, cuando éramos niños. Hoy en nuestro cuerpo de hombre o de mujer adultos, aún habita un niño esencial, con necesidades básicas de sentirse amado, a salvo y valioso. Muchas veces, hemos olvidado esta voz interior que necesitamos también para gozar, vivir plenos, amar y tomar decisiones relevantes.

A través del método Inner Bonding®, rescatamos esta figura interna del niño para vivir mas acorde con nuestro propósito y sentido vital, también para comprender que necesitamos una guía maestra de intuición y verdad que nos ayude a tomar las decisiones más auténticas y amorosas que es nuestro guía espiritual.

Como seres espirituales, necesitamos desarrollarnos amorosos, despertando nuestra genuina voz para vivir plenos desde nuestra mejor versión.

Somos esencialmente seres de luz, con un talento y unas capacidades innatas, únicas. Todos podemos elegir en cada momento cómo nos relacionamos con lo que nos pasa, una relación tóxica, un trabajo insatisfactorio, una familia de origen cruel o una persistente e incomprensible ansiedad. Únicamente tenemos dos opciones de elección: o el camino del miedo, el control y la protección para evitar sentir o el camino de apertura y aprendizaje del amor, a través del miedo o el dolor.

El universo escucha nuestra intención, nuestros pensamientos y nos apoya cuando estamos dispuestos a tomar el cien por cien de la responsabilidad de las emociones y memorias que alberga nuestro niño interior, gestionándolas y emprendiendo acciones amorosas para su mejor bien. Sin acción, no hay sanación.

¿Estás dispuesto a escuchar a tu niño interior y a reconocer que es la persona mas importante de tu propia vida?