Este verano he vivido un potente proceso de renacimiento con sus duelos, nuevos nacimientos y emociones a flor de piel.

Soy más de ritmo pausado y cuando atravieso transformaciones potentes, necesito restaurarme y rescatar la templanza. El caos y el estrés me parecen emociones difícilmente navegables.

Ahora a las puertas de un nuevo otoño observo estas transiciones algo sincrónicas.

En este momento del año me reafirmo, me encanta la energía fresca para la autorreflexión, la oportunidad para reconocer la dualidad de la luz y la oscuridad, y su difícil equilibrio.

La naturaleza del otoño y su impulso descendente nos invita a contemplar, también a plantar raíces enraizando nuevos proyectos en la tierra.

Me encanta este tiempo para iniciar, soltar, dejar atrás lo viejo y restaurar la armonía entre el mundo externo e interno.

Aprovechar este momento particularmente significativo para renacer y transformar. Espiritualmente el significado del equinoccio del otoño nos lleva a despejar caminos para nuevos comienzos.

Comparto algunas prácticas que me funcionan para sintonizar con el ritmo de la energía otoñal:

-abrir el espacio para observar hacia adentro, meditando, gozando en intimidad.

-restaurar el alimento del alma, inaugurar un diario, escribir, pintar, respirar y regalarnos espacios para silenciar la mente.

-conectar con la energía del bosque, contemplando el duende del otoño.

-honrar a los propios antepasados, durante esta época el velo entre este mundo y el siguiente es más delgado.

-comenzar nuevos caminos y propósitos: enraizar proyectos, iniciar aprendizajes, emprender mudanzas.

-nutrirse con alimentos de temporada, cremas y bebidas calientes con especias.

A medida que la luz del día baila en la oscuridad, cultivo la introspección y recuerdo la sabiduría perenne. Cuando respiro las mañanas de otoño en mi jardín particular me nutro de inspiración para crear, el descanso es más profundo y la sensación de renacer es pura.

En esta tiempo caótico de extremos e incertidumbre, el reto consiste en vivir conscientes y en armonía con los propios ritmos, a la vez que encontramos una puerta de acceso a la sabiduría en cada fase.

Feliz otoño de renacimiento.